martes, 18 de octubre de 2022

Jugando en el baño de un café

 Sola en mi habitación, recordando tu cuerpo, tus ojos y tus manos recorriéndome por completo. ¿Qué fue de ti?

La pregunta queda en el aire y solo pronuncio tu nombre, pienso en esa mirada penetrante, viendo del otro lado de la calle, desnudándome. Te imagino relamiéndote los labios, ¿te gusta este juego? Pienso en todo lo que podríamos divertirnos.

Te acercas entre la gente, entro al café y me quedo en la barra, esperando para pedir algo, pasas detrás de mí y tu mano acaricia mis nalgas.

Entonces vas al baño, finjo contestar una llamada y te sigo. Estamos solos en el baño, es pequeño pero se puede poner el seguro a la puerta.

Me tomas por el cabello y me das la vuelta, me muerdes el cuello y yo lanzo un gemido, el aire acondicionado opaca el sonido. Tus manos se meten bajo mi falda y pronto siento tus dedos en mi sexo, tu pene se frota en mi retaguardia, nos movemos con ritmo, quiero más de eso.

Con violencia, consensuada, es parte del juego, me tomas del cabello y me haces sentarme en el retrete, tu pene está tan duro, lo veo con deseo, necesito probarlo. Abro la boca y mi lengua acaricia cada recobeco, siento tus fluidos, salados, tu piel es suave, acaricio tus bolas con cuidado, tu pene entra cada vez más en mi garganta, puedo ver como echas tu cabeza hacia atrás, comienzas a gemir y entonces me detengo...

Sonríes, sé que quieres más, pero yo también. Me levantas y me pones de espaldas contra el lavabo, haces mi braguita de encaje a un lado y dejas que tu pene entre, no sabes si fue mi ano o mi vagina, solo quieres estar dentro de mí, comienzas a embestirme con furia, muerdes mi cuello y con la mano libre acaricias mi clítoris. Comienzo a gemir, nos movemos más rápido, con furia, con deseo.

Al final puedo sentir tu semen bajando por mi muslo. Tomas un poco de papel y lo limpias, un caballero ante todo.

Me rodeas por la espalda y acaricias mis tetas, quieres dejarme gimiendo, lo sé. Me masturbas otra vez, me mojo a chorros y por fin, te subes el pantalón, te lavas las manos y sonríes. Sabes que me gustó, sabes que amo estos juegos.

Sales primero, te vas sin rumbo fijo. Luego salgo yo, voy a la barra y recojo mi café, bebo un sorbo y me voy, perdiéndome en esta gran ciudad.

Otro día, otro encuentro fortuito...



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