Yo quería dejar de ser virgen, tenía ganas de follar y ser follada. Tenía 16 y la mayoría de mis amigas contaban cómo es que ya lo habían hecho, yo no quería ser la última en perderla.
Habia un chico con el que coqueteba de vez en cuando, pero no parecía avanzar el coqueteo y o ya estaba harta de esperar.
Como trabajaba en una pequeña tienda de conveniencia, siempre me quedaba sola con el jefe y siempre se me insinuaba, estaba tan desesperada y deseosa de coger que estuve a nada de tomarle la palabra y aceptar el dinero que me ofrecía por ello. Ahora que lo pienso, debí aceptar.
Pero no, fui a pasar unas semanas en la casa de mi abuela, ella siempre estaba ocupada viendo sus telenovelas o durmiendo, ya era muy anciana, así que yo me la pasaba en el patio tomando el sol o nadando en la modesta piscina que solo recibía mantenimiento por mi, así que la mitad de mi estadía me tocaba dejar el agua impecable.
- ¿Necesitas ayuda?
Estaba vestido con camisa de botones y unos dickies color oscuro, fajado y zapatos brillantes, atuendo alineado. Perfectamente afeitado, lentes de armazón negro y cuadrado, poco menos de 1.80, piel clara.
- No, he hecho esto cada verano.
Yo llevaba puesto la parte de arriba de un bikini rosa y un mini short de denin con mis sandalias de goma.
- Soy Román, vivo aquí al lado, nuestros patios se conectan con esa puertita.
La casa de al lado había estado años vacía, hacía poco mi abuela había mencionado que llegaron vecinos, así que comprendí que él era el vecino que llegaba de vez en cuando a saludar a mi abuela.
- Mi abuela me comentó que usted viene a saludar a veces.
- Solo trató de estar al pendiente porque está sola. Pero contigo aquí, supongo no hay de qué preocuparse... - sonrió amable.
- Estaré aquí casi un mes. Mis vacaciones de verano.
- Es muy amable de tu parte...
- Sofía...
- Los chicos de tu edad preferirían estar en fiestas antes que en la casa de la abuela.
- Prefiero la calma de estar aquí, aparte así cuido a mi abuela. Ahora está durmiendo su siesta, por eso me puse a limpiar.
- Puedo ayudarte a limpiar, así terminaremos rápido los dos y tendrás más días para disfrutar de la alberca.
Acepté contenta, ese fin de semana terminamos, Román era amable y también tenía una piscina, así que me prestó su aspiradora de agua y me regalo un galón de detergente para albercas.
Esa semana ya no lo vi, así que me dispuse a disfrutar de mi verano nadando y tomando el sol.
- Hola.
Saludó, yo salí de la alberca y lo salude.
- Me alegra que por fin disfrutes la pileta.
- Podrías acompañarme, el agua está deliciosa.
Él volteó hacia los lados.
- No creo que sea correcto... - dijo antes de darle un vistazo a mis pezones erguidos con la brisa de aire fresco que me enchinó la piel.
Entonces comprendí. El bulto en su pantalón se hizo más grande y yo quería coger desde hace mucho tiempo.
- Mi abuela no despertará hasta mañana, se tomó su medicamento para dormir...
- No sé si sea correcto...
- Tengo algo que mostrarte...
Tomé su mano y lo conduje hasta mi cuarto.
Él tomó mis senos y yo me estremecí. Con delicadeza hizo que me tu bara de espaldas a la cara y me quito el bikini para ponerse a lamer mis pezones endurecidos.
El contacto con su boca me hizo gemir suavecito, él bajó y me quitó la otra parte del bikini.
- Tienes coñito peludo-presionando con el índice la raja de mi pubis.
- ¿Debí depilarme?
- No... Está perfecto y rico.
Me comió el coño y yo sentí que todas esas ansias por fin estaban siendo aplacadas. De repente se sentía tosco y rudo, pero eso aumentó mi exitacion.
Comenzó a frotarse el pene mientras veía mi coño mojado con su saliva y mis fluidos.
Me masturbo con su pene.
- So... Soy vir... gen... - dije entre gemidos.
Él sonrió de medio lado y se mordió el labio, viéndome como un lobo a su presa.
- Té enseñaré el placer...
Dijo y comenzó a meter su pene en mi vagina, primero lento, yo sentía dolor y exitacion a la vez, me lastimaba pero no quería que dejara de hacerlo, comenzó a entrar por completo y luego aumentó el ritmo de las embestidas mientras apretaba mis nalgas con sus manos. Me mordió el cuello y succionó mis senos con ansias, comencé a gemir y cuando comenzaba a disfrutar del momento... El tipo se salió.
- Estas bien rica... Tu vaginas aprieta tan rico... Mira cuanto senen me sacaste... ¡Si eras virgen! - dijo con una gran sonrisa mientras veía la sangre en su pene.
- Entonces...
- Tal vez deberías limpiarte un poco... - dijo mientras se limpiaba con los pañuelos desechables de la mesita de noche y tiraba los usados en el cesto.
- ¿Quieres nadar un rato?
- Estoy un poco ocupado, tengo unas cosas que hacer pero... Mañana puedo verte a la misma hora - terminando de vestirse.
Yo solo asentí con la cabeza.
- Te veo mañana - dijo antes de salir con cautela.
Al día siguiente cogimos de nuevo y al otro día hasta que su esposa regresó de su viaje con amigas y solo teníamos polvos rápidos escondidos detrás del tinaco y el pequeño cobertizo.
No supe de él hasta años después, se había cogido a las hijas de otros vecinos y su esposa lo abandonó, calvo y divorciado, cogimos después de la ruptura con uno de mis ex, pero esa ya es otra historia.