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lunes, 29 de agosto de 2022

Squirt en el baño del bar

 Lo habitual para mí era ir a cualquier bar y beber en la barra, pero esa vez fui a una mesa al fondo del bar en el que había conocido a Lorna. 

Sabía que jugaba con fuego, pero ustedes que aman el sexo saben que no hay nada más erótico que cocer con extraños.

Un par de chicas se acercaron pero nada, sin quimica ni ese fuego en la mirada, hasta que se acercó Esther.

Estatura media, robusta y tomboy, rasgos toscos, poco agraciada, presencia imponente. Saludó y su voz era rasposa y gruesa para ser mujer.

Me dijo que era guardia de seguridad en una tienda departamental, se lamia los labios dejando ver una lengua más larga de lo común.

Yo, obvio llevaba falda y tanga, estaba vestida para la guerra.

Mientras ella se acercaba a comentar cosas triviales del bar como que le gustaba la música o lo helada que estaba la cerveza, yo bajé sutilmente mi escote dejandola ver mejor mis tetas.

Ella dijo la vista en mis pechos y yo sonreí, nos miramos y fingi derramar cerveza en mi pierna, Esther, con malicia fingió ayudarme a limpiar pero, su mano comenzó a acariciar mi pierna con descaro. Me apresuré en colocar mi chamarra sobre las piernas y cubriendo su traviesas mano.

Así, de forma clandestina, sus dedos anchos y calludos, resultado de su larga trayectoria en trabajos duros, comenzaron a masajear mi palpitante vagina. Entrando con osadía entre la tela de mi ropa interior y mi piel, acariciando mi vello púbico, luego muy suavecito se deslizó hacia mi clitoris, mientras con su dedo medio entraba a mi vagina con cautela. Yo me mordí los labios, quería gemir, pero debía controlarme o de lo contrario nos sacarían de ahí. 

Nos rodeaban personas, algunos platicando y otros bailando, nosotras nos miramos a los ojos y sonreímos, Esther continuó masajeando mi vulva con tal maestría que ahogue un par de orgasmos. 

Sacó su mano y estaba mojada. Sin pudor alguno se chupó el dedo medio. 

- Quiero probar más. 

Dijo mientras me veía fijamente. Fuimos al baño y nos metimos al último cubículo, se puso de rodillas y levantó una de mis piernas, dejando espacio libre para que probara mi sexo. 

Su lengua larga penetro muy bien en mi vagina, acariciando muy bien toda la entrada. Con sus dedos entró por mi culo, usando mis fluidos como lubricante y masajeo mis senos con sus manos toscas. 

Una lluvia de squirt cayó sobre su cara, pero ella seguía comiéndose mi coño. 

Le pedí su número y al día siguiente nos vimos para comernos todo en mi departamento.



sábado, 27 de agosto de 2022

Cuando conocí el placer de masturbarse

 No supe desde cuando comenzó mi fascinación por el sexo y el erotismo. De niña veía las telenovelas y películas, de repente alguna escena sensual se colaba entre lo que se le permitía a un menor ver, así fue como me enamoré de los cuerpos.

En caso no éramos ricos, pero tampoco teníamos grandes carencias, era una familia ''tradicional'' de padre, madre e hijos, pero esa cotidianidad me orilló a buscar más. Un día descubrí las revistas eróticas que mi padre guardaba bajo el armario de la escalera, preciosas vaginas y hermosos penes ante mí, yo quería ser como esas personas, quería estar en una de esas revistas y sentirme libre de mostrar mi cuerpo.

Al pasar los años, cumplí los 12 y tenía una amiga llamada Ariela, ella era muy vivaz, cariñosa y sabía mucho de tantas cosas, ya había besado chicos y según sus palabras ''llegado a segunda base'', me gustaba ir a su casa porque era grande y a sus padres no les molestaba que estuviéramos horas escuchando música en su cuarto, su lógica era que si Ariela estaba con amigas, no había ningún peligro, pues los hombres eran los causantes de embarazos y ''malas ideas''.

Entonces estábamos Ariela, dos coca colas y yo, sentadas en la cama escuchando música de su nuevo CD de Britney Spears y leyendo las clásicas revistas para adolescentes, un apartado hablaba de la masturbación, yo no sabía exactamente de qué se trataba.

- ¿Cómo no vas a saber, Flor?

- Pues, es que no lo sé.

- ¿Nunca lo has hecho?- inquirió con mirada maliciosa, resaltando las pecas del rostro.

- No... 

- No sabes de lo que te pierdes.

- ¿Tan bueno es?

- Es casi como el sexo, pero sin el miedo a embarazarte, lo puedes hacer tu sola y es rico.

- Podría intentarlo luego.

- Te puedo enseñar.

- ¿En serio?

-Sí.

Respondió antes de meter su mano bajo mi falda escolar, sus dedos acariciaron la raja de mi vulva, yo no sabía en ese momento, pero estaba sintiendo placer.

- Se siente bien...- dije mientras apoyaba la espalda en la cabecera de la cama.

Ella se acomodó pegada a mí, también con la espalda apoyada en la cabecera, metió su mano en mis pantaletas y comenzó a acariciar mi joven e inexperto clítoris, con la otra comenzó a darse placer ella misma.

Sin planearlo, como si tuviera vida propia, mi cadera comenzó a moverse al ritmo de sus dedos, ella hacía lo mismo, nos miramos a los ojos y nos besamos antes de lanzar un gemido juntas. 

- ¿Te gustó?- preguntó mientras yo me deslizaba en la cama, respirando agitada.

- Sí... mucho.

- Eso es masturbarte. Puedes hacerlo tu misma cuando estés sola en tu cuarto. Eso sí, ponle seguro a la puerta para que nadie te interrumpa.

Después, nos pusimos a jugar un poco con su nintendo antes de que tuviera que irme a casa.

Al llegar comí con mi familia como regularmente, luego llegó la hora de irse a la cama, así que hice lo que Ariela me había aconsejado y le puse el seguro a mi puerta.

Comencé a explorar mi sexo, acariciando todo mientras descubría nuevos puntos de placer, froté mi mano contra la vagina, luego con mis dedos, muy suavemente acaricié mi clítoris, aumentando la intensidad hasta ahogar un gemido con la almohada, pensaba en Ariela y las imágenes de las revistas de mi padre mientras llegaba al clímax.

Mi espalda se retorcía bajo las cobijas de mi cama, mi primera vez masturbándome sola. Sentí que había descubierto una nueva forma de disfrutar la vida.

Ese fue el comienzo de una costumbre que repito de forma regular, a veces sola, a veces con ayuda de algún desconocido en un lugar público, pero esa ya es otra historia.



martes, 23 de agosto de 2022

Ilusión juvenil

 Yo quería dejar de ser virgen, tenía ganas de follar y ser follada. Tenía 16 y la mayoría de mis amigas contaban cómo es que ya lo habían hecho, yo no quería ser la última en perderla.

Habia un chico con el que coqueteba de vez en cuando, pero no parecía avanzar el coqueteo y o ya estaba harta de esperar. 

Como trabajaba en una pequeña tienda de conveniencia, siempre me quedaba sola con el jefe y siempre se me insinuaba, estaba tan desesperada y deseosa de coger que estuve a nada de tomarle la palabra y aceptar el dinero que me ofrecía por ello. Ahora que lo pienso, debí aceptar.

Pero no, fui a pasar unas semanas en la casa de mi abuela, ella siempre estaba ocupada viendo sus telenovelas o durmiendo, ya era muy anciana, así que yo me la pasaba en el patio tomando el sol o nadando en la modesta piscina que solo recibía mantenimiento por mi, así que la mitad de mi estadía me tocaba dejar el agua impecable.

- ¿Necesitas ayuda?

Estaba vestido con camisa de botones y unos dickies color oscuro, fajado y zapatos brillantes, atuendo alineado. Perfectamente afeitado, lentes de armazón negro y cuadrado, poco menos de 1.80, piel clara.

- No, he hecho esto cada verano.

Yo llevaba puesto la parte de arriba de un bikini rosa y un mini short de denin con mis sandalias de goma. 

- Soy Román, vivo aquí al lado, nuestros patios se conectan con esa puertita. 

La casa de al lado había estado años vacía, hacía poco mi abuela había mencionado que llegaron vecinos, así que comprendí que él era el vecino que llegaba de vez en cuando a saludar a mi abuela. 

- Mi abuela me comentó que usted viene a saludar a veces. 

- Solo trató de estar al pendiente porque está sola. Pero contigo aquí, supongo no hay de qué preocuparse... - sonrió amable. 

- Estaré aquí casi un mes. Mis vacaciones de verano. 

- Es muy amable de  tu parte... 

- Sofía... 

- Los chicos de tu edad preferirían estar en fiestas antes que en la casa de la abuela. 

- Prefiero la calma de estar aquí, aparte así cuido a mi abuela. Ahora está durmiendo su siesta, por eso me puse a limpiar. 

- Puedo ayudarte a limpiar, así terminaremos rápido los dos y tendrás más días para disfrutar de la alberca. 

Acepté contenta, ese fin de semana terminamos, Román era amable y también tenía una piscina, así que me prestó su aspiradora de agua y me regalo un galón de detergente para albercas. 

Esa semana ya no lo vi, así que me dispuse a disfrutar de mi verano nadando y tomando el sol. 

- Hola. 

Saludó, yo salí de la alberca y lo salude. 

- Me alegra que por fin disfrutes la pileta. 

- Podrías acompañarme, el agua está deliciosa. 

Él volteó hacia los lados. 

- No creo que sea correcto... -  dijo antes de darle un vistazo a mis pezones erguidos con la brisa de aire fresco que me enchinó la piel. 

Entonces comprendí. El bulto en su pantalón se hizo más grande y yo quería coger desde hace mucho tiempo. 

- Mi abuela no despertará hasta mañana, se tomó su medicamento para dormir...  

- No sé si sea correcto... 

- Tengo algo que mostrarte... 

Tomé su mano y lo conduje hasta mi cuarto. 

Él tomó mis senos y yo me estremecí. Con delicadeza hizo que me tu bara de espaldas a la cara y me quito el bikini para ponerse a lamer mis pezones endurecidos. 

El contacto con su boca me hizo gemir suavecito, él bajó y me quitó la otra parte del bikini. 

- Tienes coñito peludo-presionando con el índice la raja de mi pubis. 

- ¿Debí depilarme? 

- No... Está perfecto y rico.

Me comió el coño y yo sentí que todas esas ansias por fin estaban siendo aplacadas. De repente se sentía tosco y rudo, pero eso aumentó mi exitacion. 

Comenzó a frotarse el pene mientras veía mi coño mojado con su saliva y mis fluidos. 

Me masturbo con su pene. 

- So... Soy vir... gen... -  dije entre gemidos. 

Él sonrió de medio lado y se mordió el labio, viéndome como un lobo a su presa. 

- Té enseñaré el placer... 

Dijo y comenzó a meter su pene en mi vagina, primero lento, yo sentía dolor y exitacion a la vez, me lastimaba pero no quería que dejara de hacerlo, comenzó a entrar por completo y luego aumentó el ritmo de las embestidas mientras apretaba mis nalgas con sus manos. Me mordió el cuello y succionó mis senos con ansias, comencé a gemir y cuando comenzaba a disfrutar del momento... El tipo se salió. 

- Estas bien rica... Tu vaginas aprieta tan rico... Mira cuanto senen me sacaste... ¡Si eras virgen! - dijo con una gran sonrisa mientras veía la sangre en su pene. 

- Entonces... 

- Tal vez deberías limpiarte un poco... - dijo mientras se limpiaba con los pañuelos desechables de la mesita de noche y tiraba los usados en el cesto. 

- ¿Quieres nadar un rato? 

- Estoy un poco ocupado, tengo unas cosas que hacer pero... Mañana puedo verte a la misma hora - terminando de vestirse. 

Yo solo asentí con la cabeza. 

- Te veo mañana - dijo antes de salir con cautela. 

Al día siguiente cogimos de nuevo y al otro día hasta que su esposa regresó de su viaje con amigas y solo teníamos polvos rápidos escondidos detrás del tinaco y el pequeño cobertizo. 

No supe de él hasta años después, se había cogido a las hijas de otros vecinos y su esposa lo abandonó, calvo y divorciado, cogimos después de la ruptura con uno de mis ex, pero esa ya es otra historia. 


Jugando en el baño de un café

 Sola en mi habitación, recordando tu cuerpo, tus ojos y tus manos recorriéndome por completo. ¿Qué fue de ti? La pregunta queda en el aire ...