domingo, 28 de agosto de 2022

Flor y Lorna

 Lorna se aferraba a mi vagina y succionaba mis fluidos con pasión, yo me retorcía entre las sábanas gemido tras gemido.



Terminamos, desnudas bajo la luz de luna que entraba por la ventana sin cortina, ahora vivía en un doceavo piso, así que teníamos una vista envidiable. 

Además de dar un oral delicioso, Lorna era trabajadora, se había forjado una carrera en tiempos en los que la igualdad laboral entre hombres y mujeres era un asunto raro, desde los 15 trabajaba para mantener sus estudios, al terminar su carrera tenía 22 años, 7 años le bastaron para ser la líder de proyectos en una empresa de mercadotecnia, dejando de lado a hombres temerosos de su capacidad laboral.

Cuando la conocí, yo tenía 21 y ella 28, había tenido una pelea con César, mi ex, un chico de mi edad que además de ser demasiado simple en la cama, era infiel. Luego de esa noche con Lorna, nos volvimos a ver cuando ella estaba en una celebración de su ascenso en el trabajo, la acompañaba Rob, su colega, un tipo alto y narizón, él no sabía que Lorna era lesbiana y esperaba tener oportunidad con ella.

Pero esa noche Lorna se sentía la reina del momento, Rob se marchó a casa con un sabor amargo al verse simplemente rechazado, yo me quedé con un par de amigos, cuando se fueron permanecí sola en la mesa, esperando que sus colegas la dejaran sola. El plan salió perfecto, fui al callejó de al lado a fumar y ella me siguió.

- Te vi.

- Lo sé... ¿y el narizón ese?

- Quiere conmigo, pero yo no quiero con él.

- ¿Vamos a otro lado?

- Me cambié de casa, te gustará mi nuevo depa.

Esa noche cogimos más rico aún, yo tomé el control y le di unas ricas mamadas de vagina, además nos frotamos tan rico que de nuevo nos mojamos toditas, ella sacó sus juguetes, un vibrador con el que nos masturbamos juntas.

Fumamos y comenzó a contarme sobre su vida. Seguimos viéndonos ocasionalmente por un año mientras ella iba y volvía con su pareja y yo iba y volvía con diferentes tipos, hasta esa noche.

- Creo que tenemos que dejar de hacer esto...

- ¿Hice algo malo? - recargada en mis codos, mientras ella terminaba de hacerme un oral.
- Tú no, tu coño es delicioso, cada día das mejores mamadas de vagina, cogemos delicioso...
- Pero...

- Voy a volver con Lucía.

Lucía era su gran amor, una chica regordeta con estilo tomboy, sus dedos, según contaba ella, eran igual o más efectivos que un pene, pero había algo que hacía especial cada encuentro sexual que ellas tenian: el amor. 

Había una simbiosis de amor y sexo, Lorna quería estar con Lucía, la amaba y estaba dispuesta a solucionar sus problemas y serle totalmente fiel. 

Ese aspecto es el que envidiaba de ellas, yo jamás había sentido el amor de verdad, me limitaba a sentir placer, la adrenalina de un sexo cada vez más osado, el erotismo a flor se piel, sin ternura, sin alma, solo eso. 

Había aprendido tanto de Lorna, ella siempre me decía que yo era como su versión joven, más inexperta. 

- Esto es para que siempre lo lleves contigo. Es de plata, para que si lo mojas no se te ponga azul el cuello. 

Yo dejé que me pusiera el collar, era minimalista y hermoso, Lorena tenía buen gusto, tenía un dije en forma de flor. 

- En realidad me llamó Dulce Alba... 

- Ya lo sabia, vi tu credencial pero, ¿por qué flor? 

- Una amiga a la que quise mucho decía que ese nombre me iba mejor porque, según ella, yo era bella y suave como un pétalo y siempre olía muy bien como una flor. 

- Tiene razón... Tu coño es como una hermosa flor rosada-dijo con una sonrisa. 

- Si sigues voy a comerte el coño otra vez. 

- Trataré de llamar y vernos... Bueno, solo para tomar café. 

- Espero que así sea. 

Dije antes de irme. No vería a Lorna dentro de los siguientes 5 años. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jugando en el baño de un café

 Sola en mi habitación, recordando tu cuerpo, tus ojos y tus manos recorriéndome por completo. ¿Qué fue de ti? La pregunta queda en el aire ...